domingo, 6 de junio de 2010

Ruralidad y dineros para el Norte

La ventaja de analizar los programas de desarrollo rural es que en Córdoba ya tenemos experiencia y a la vista está que no han funcionado de la misma manera en el Norte que en el Sur


A 24 millones de euros, nada más y nada menos, asciende el montante que se van a repartir las comarcas de la zona Norte con el nuevo el Programa de Desarrollo Rural Sostenible 2010-2014, un instrumento que ponen en marcha el Gobierno central y el autonómico con el fin de potenciar las localidades más ruralizadas de Córdoba. Que el Norte sigue necesitando un empuje es algo que casi nadie duda, pero lo que sí plantea más recelo es si toda esa batería de actuaciones de las distintas administraciones cumplirán el objetivo con el que surgieron.

Un vistazo a la versión preliminar del Programa de Desarrollo Rural Sostenible del Gobierno ya diagnostica de forma concreta cuáles son las amenazas de los territorios en los que se implantará el proyecto y que, como era previsible, son tan obvias y evidentes que no sorprenden ya. Así las cosas, o los problemas del Guadiato y Los Pedroches siguen siendo los mismos de siempre y de poco sirve plasmarlos una y otra vez en presuntos programas de revitalización del medio rural, o los redactores de esos documentos no aciertan a poner sobre la mesa las soluciones reales a la ruralización (el nuevo término ideado por estos ínclitos gobernantes nuestros para marcar un territorio en el que las cosas no van todo lo bien que sería deseable).

Ese diagnóstico previo vuelve a hablar de baja densidad de población, dispersión demográfica, envejecimiento progresivo, deficiente dotación de infraestructuras sanitarias, educativas, viarias y de telecomunicaciones, tendencia generalizada a la concentración poblacional en áreas urbanas, donde hay un mercado laboral más diversificado, o que el medio urbano ejerce de fuerte polo de atracción para jóvenes por su variada oferta cultural y de ocio, más escasa en el medio rural. O sea, nada que ya no supiéramos con antelación y que, más bien con poco acierto, se lleva intentando solucionar desde hace varios lustros.

Porque la ventaja de analizar y criticar este tipo de iniciativas es que en Córdoba ya tenemos experiencias previas en materia de desarrollo rural y a la vista está que no han funcionado de la misma manera en el Norte y en el Sur. ¿Por qué? La respuesta es compleja y son tantas las interpretaciones que se corre el riesgo de caer en la demagogia de culpar única y exclusivamente al que gobierna, sea de la ideología que sea, de los males de un territorio.

Dicho esto, hay obviedades que separan a los municipios del Sur de Córdoba de los del Norte en las que no se quiere reparar (o puede que no interese) y que a lo mejor abrirían otras vías de actuación para igualar y equilibrar todos los territorios, ya que a veces se olvida que una de las misiones de los dirigentes políticos es la de proponer las medidas para que todos los ciudadanos tengan las mismas posibilidades y servicios, independientemente del lugar en el que vivan. Por ejemplo, cómo se explica que ese sentimiento de quedarte a vivir en el lugar en el que has nacido y desarrollar allí tu vida familiar y profesional sea tan distinto entre cordobeses del Norte y del Sur. Cómo es posible que dos territorios tan amplios como el Valle del Guadiato o Los Pedroches no cuenten a día de hoy con ni un solo kilómetro de autovía. Quién puede justificar la falta de una línea ferroviaria entre el Norte y la capital que facilite el transporte de viajeros. De hecho, el Norte ni siquiera cuenta con una parada del AVE pese a que el trazado Madrid-Sevilla lleva dos décadas atravesando el territorio. ¿Son suficientes las infraestructuras sanitarias y de atención social?

La lista de cuestiones podría alargarse más si se quiere. La esencia está en que si desde las administraciones se plantean actuaciones que no resuelven esos déficit estructurales del Norte y no se convence al ciudadano de que no está en situación de desventaja respecto a otros territorios, de nada sirve sacar pecho anunciando programas contra la ruralización que, al final, lo que proponen es un reparto de fondos entre los municipios sobre cuyo impacto real habría mucho que discutir.


EL DÍA DE CÓRDOBA

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