viernes, 1 de mayo de 2009

1 de Mayo día del Trabajador, Homenaje a una trabajadora



Hoy voy a aprovechar para homenajear a una mujer, a una señora la cual ha luchado toda su vida para sacar su negocio, familia y nietos hacia adelante, una vida llena de recuerdos, muchos de ellos tristes para recordar, pero que le han servido para seguir hacia adelante sin ningún problema y finalmente disfrutar de su jubilación con la gente que mas quiere,ella es Ana Casado, mas conocida en Belmez como " La Anita".

Llegó a Belmez, desde Espiel con su marido,Diego Pérez, a sus 20 años, en el año 1956, montó una frutería en la que estuvo ofreciendo fruta durante 24 años en la calle La Mina ( Calle Córdoba), época de la posguerra, que según ella me cuenta, intentaban vender de todo lo que se podía. Su marido, gracias a un burro y posteriormente a una mula, se dedicaba a vender frutas por las aldeas,viajando todos los días a Los Pedroches a comprar y vender patatas y demás legumbres hasta que se pudo hacer de un coche.

Por los años 80 inició la obra en la casa de por debajo de la suya, (14000 mil pesetas le costó) donde instalaría el local que sería a la postre la tienda en la cual hasta el 1999 estuvo trabajando, tienda de comestibles conocida en todo Belmez abierta las 24 horas del día, porque si la tienda estaba cerrada, se entraba por la casa...
Aparte de toda una vida trabajando, y dedicada a su marido e hijas para poder comer,y sacar a las hijas hacia adelante, ha sufrido lo que pocas mujeres han podido padecer, la muerte de una hija y de un marido en menos de 4 años, seguidamente de un yerno.Y a pesar de eso, siguió luchando para que sus tres nietos, tuvieran las mismas oportunidades que los demás niños a su edad y lo consiguió.
Hoy en día disfruta de su jubilación, de sus nietos y biznietos, y sobre todo de su huerto y de las flores, que ha sido una de las cosas que mas ilusión le sigue atrayendo.

" La yaya" como es popularmente llamada por mis hermanos, primos,por mí y por mis amigos, es un ejemplo a seguir, una constancia que nunca podré olvidar, una infancia que seguramente le quisiera regalar a mis hijos, una fuerza de voluntad inimitable, la educación de una señora que me ha servido sin duda a madurar, tanto a mí como a mi familia al estar cerca de ella,hoy 1 de Mayo, día internacional del trabajador, ésto va dedicada a ella y a todas esas personas mayores que lo dieron y siguen dando todo por lo que mas quieren, su familia.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ole ay que bonito, si que si la yaya ha sido una gran luchadora. Un beso

Anónimo dijo...

Si hay alguien en este pueblo que se merecía este homenaje, esta es sin duda tu abuela Juandy, todo lo que dices es así,"con un par"...mi enhorabuena a la yaya Anita que tantos productos y algunos botellones (jajaja)nos vendía de jovenes....eso es luchar por lo mejor pa su gente, sí señor!!!!

Roger

Anónimo dijo...

Mis más sincera enhorabuena Juan Diego por este artículo. La vida de la "Tía Anita" como la llamamos en casa no ha sido de color de rosas precisamente.

Santi dijo...

Casi un mes mas tarde he visto el post, no esta mal. Quiero decir que yo tambien he pasado muchas horas con la yaya, con debates incontables sobre cosas que no se pueden contar aqui, repartiendo cera y eso, algunos saben de que va la cosa jeje, y siempre que voy al pueblo veo a mis abuelos y despues a la yaya, pa ver como está, un clasico la visita al numero 45. Asi que desde aqui, un besote Anita y a seguir bien.

Anónimo dijo...

Aquí va un comentario que no tiene lazos familiares con la "yaya", pero SI QUE LA HA CONOCIDO, cuando no era yaya, sino MADRE (y con mayúsculas).
La Anita, antes de abrir el comercio enla C/ la Mina, vivió con su esposo, Diego, y sus hijas Isabeli y Paqui, en la C/ Nava, no recuerdo exactamente el nº, pero creo recorrar que fue entre el 25 y el 29. Yo nací y viví en la C/Nava, 4 y viví en el nº 17. Con su hija Isabeli,pero especialmente con Paqui (q.e.p.d.)por cercacanía de edad, hemos jugado mucho en la calle, cuando no existían las televisiones ni los ordenadores y elocio lo encontrábamos en las calles, en los juegos comunales y en las "diabluras" que hacíamos, como montarnos en el carro de Diego, su esposo, que siempre dejaba "aparcado" enfrente de su casa.
Cuando ella, y su familia, se trasladaron a vivir en la C/ la Mina, muchos sentimos que "algo" nuestro se nos iba, pero siempre estaba ahí, a mano, para regalarnos alguna frutilla (porque la sonrisa y la amabilidad siempre la lleva en su rostro).
Nos hicimos mayores, Isabeli terminó su carrera de magisterio y ennovió con Manolo Quesada (Juandy, presumo que por tu nombre eres fruto de ese matrimonio); llegó la "puñetera emigración" y esos lazos que no crean la sangre, pero sí los años de verte y saludarte cada día, y nos "desparramos" por la piel de toro, pero los recuerdos quedan, y más los agradables.
Seguro que ves a la yaya cada día, ¡¡POR FAVOR!! dale un gran beso de mi parte, cuando le digas que se lo manda el hijo de Leoncio el municipal, te aseguro que volverá a contarte, una vez más, una y mil historias cuando los carnavales los celebrámos en la calle y para el día de los tomillos, el yayo Diego ponía a disposición su carro para traer los tomillos de la Fuente el Corcho o de donde hiciera falta.
Un abrazo de un belmezano "en el exilio forzoso".

Juan Diego Quesada dijo...

Con mucho gusto se lo he dado y me alegra mucho saber que realmente hay mucha gente que ha " coincidido" con ella desde hace muchos años y le tiene gran aprecio,gracias.

paco dijo...

Suscribo los elogiosos comentarios en pro de tu querida abuela.
La conocí hace muchos años y su gran humanidad y ternura me impactaron siempre.
Da gusto tener entre nosotros a estas personas ejemplares que nos dicen, con su ejemplo, que hay seres humanos maravillosos.
Gracias, ANITA, un beso de Paco Lozano