martes, 27 de octubre de 2009

ADIOS AL GRAN MONTES


Nos dejó, el gran Andrés Montes, idolatrado por muchos y renegado por otros, fue conocido su estilo desenfadado y llamativo, el cual atraía rápidamente la atención del público. Uno de sus recursos para ello fue un argot específico a base de muletillas. Sus frases celebres: «¡Porque la vida puede ser maravillosa!» «¿Dónde están las llaves Salinas?», «¡Fútbol, pasión de multitudes!», «¡Fútbol con fatatas fritas!», «¡Tiqui-taca!», «¿Qué me cuentas capitán Narváez?», «¡Tiburónnnnnn!», «¡Que vienen los sioux!», «¡Jugón!», «¡Wilma, ábreme la puerta!», «¡Ratatatatatatata!»... Otra característica que le distinguía era el uso de llamativas pajaritas que solía lucir y sus peculiares gafas, así como su cabeza rapada al cero.

Desde aquí le quiero dedicar su momento y compartirlo con todos vosotros, y que mejor que hacerlo con una retransmisión suya,
este video va dedicado a la memoria del "jugón", al "crack"; al gran ANDRÉS MONTES (1956-16 de octubre de 2009). DEP...





"¡Bienvenidos al vuelo nº 23! Aerolíneas Jordan; balón de Michael Jordan, Joooordan... ¡Jordan, Jordan Jooordaaaan! ¡Canasta, canasta, canasta, canasta! ¡Canasta de Michael! ¡Me llamo Michael, Michael Jordan, como James, James Bond!" (Andrés Montes "dixit")

Tercera y última parte del desenlace de aquella histórica final de la NBA.

Último minuto. Después de dos tiros libres de Jordan que pusieron el empate a 83, en el siguiente ataque de Utah John Stockton se la dio a Karl Malone, circuló por la zona hasta situarse en el ala contraria por detrás de la línea de 6,70 y, tras recibir la devolución de balón de su compañero, anotó un triple espectacular a falta de 46 segundos que daba a los Jazz tres puntos de ventaja en el marcador, 86-83.

Chicago debía reaccionar rápido, y lo hizo: tras el tiempo muerto Jordan, como en el 93 contra los Suns, anotó una canasta rapidísima, reduciendo a la mínima la ventaja de los Jazz. Acto seguido se "olvidó" de la defensa de su hombre -Jeff Hornacek- para ir raudo a robarle, sorpresivamente, el balón a Malone y, con 20 segundos por delante, se preparó para ejecutar la que tal vez sea la canasta ganadora más famosa de la era moderna de la NBA. Esperó, encaró a Bryon Russell, se paró, dio un paso atrás... y pum. Tal y como dijo Daimiel, parafraseando a Larry Bird, Dios volvió a disfrazarse de jugador de baloncesto.

Estocada mortal a los Jazz y al campeonato del 98. Stockton, forzadísimo, no pudo responder a Jordan con su triple final, y los Bulls ganaron su sexto y último anillo. Pocos meses después, Jordan anunció su retirada, por segunda vez, justo como hizo tras ganar el título de 1993. Tres años después, como todos sabemos, volvió con los Washington Wizards, pero en aquel momento no pudo tener una mejor despedida.

Narración, no menos histórica, de Andrés Montes y Antoni Daimiel, para Canal +.

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