¿Desesperanza o ansiedad?

Ha arrancado el año con buenas noticias para el empleo. Andalucía ha liderado la reducción del paro en diciembre. 17.334 desocupados menos en esta comunidad autónoma y 10.221 en el conjunto del país. Es decir, que Andalucía ha hecho posible que el mes pasado en España se produjera un repunte del empleo. No son datos para lanzar las campañas al vuelo, ni para regocijarnos en demasía, sobre todo porque en el conjunto del año Andalucía ha acumulado 52.506 parados más y en España han perdido su puesto de trabajo 176.470 personas. Sin embargo, estos parámetros indican que la crisis se está quedando atrás y que los síntomas de recuperación, aunque sea muy levemente, se empiezan a percibir. Empezamos a tomar modestamente la senda del crecimiento económico.

Escuchaba esta mañana a un experto en la Cadena Ser valorar estos datos del paro registrado y hacía una reflexión que me chocó. Vino a decir este profesor universitario que detecta una cierta desesperanza en el desempleado que le lleva a desistir de la búsqueda del trabajo y que por eso ha descendido el número de cotizantes a la Seguridad Social aunque haya bajado el paro. Circunscribía esta tendencia a colectivos como inmigrantes que retornan a sus países de origen o jóvenes que no se apuntan al INEM, fundamentalmente. A la persona que busca trabajo y, mes tras mes, no lo encuentra, el sentimiento que le oprime es más bien la ansiedad, la urgencia por encontrar una solución laboral, especialmente cuando sufre estrecheces en la economía familiar. Si alguien no consigue empleo, no deja de sellar su cartilla porque sabe que es una vía de recibir ofertas, ayudas u orientación para la inserción. La hipótesis exclusiva de la desesperanza no me cuadra.

Foto.- Diario de Sevilla.

Escrito por Miguel Ángel Vázquez en su blog La Columna